Lema 2007

"Somos hijos de San José, que viviendo en continua adoración de Jesús, nos sentimos llamados a emprender la caravana de la caridad y de la unidad en una vida fraterna, como signo de la ternura y misericordia del Padre"
(Lema 2007)


lunes, 17 de marzo de 2008

Ordenación del P. Patricio Pulgar



Los formandos junto al P. Patricio el día de su ordenación. 29 de dicimbre 2007.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Cosas que hacen que la vida valga la pena

La sonrisa de un niño, la mirada cómplice de un amigo, la ternura de una madre, el amor de un padre, una canción de Serrat, la amistad, un libro bien escrito, ese poema de Neruda, un café en compañía, un cuadro de Miguel Ángel, un jardín primaveral, un parque en otoño, una mañana soleada, levantarse después de caerse, una buena nota en un examen, una obra de teatro, una buena película, una noche en campamento de verano, sentir el frío en el rostro una mañana de invierno, aquella final ganada, el nacimiento de un niño, el primer amor, la sandía en verano, una comida rica, una bebida fría, un helado de chocolate, un caldo caliente, el vuelo de un pájaro, una promesa cumplida, un recuerdo agradable, una tarde compartida, una montaña nevada apuntando al infinito, un río caudaloso, un momento de oración después del apostolado, el amor de Dios.....
Ahora tú puedes empezar la lista de las cosas que hacen que tu vida valga la pena.
Si quieren les recomiendo una película. “Escritores de la libertad” es buena para ver y conversar.
¿Te has parado a pensar en tu vida cuantas cosas valen la pena?

sábado, 6 de octubre de 2007

Algunas palabras de Murialdo acerca de los niños y jóvenes

(Mss., VI, 1322,4-5; V,1085,17)

Hermanos, mirad a vuestro alrededor. Veis cuántos niños pobres, abandonados y extraviados vagan por las calles y por las plazas. Cuántos niños huérfanos o abandonados no tienen quién les enseñe el noble y sublime destino del hombre y que les haga enamorar de la virtud.
Pobres niños, a merced de sí mismos o junto a jóvenes de más edad y experimentados en el mal, viven en el ocio, en la ignorancia y en la esclavitud de las pasiones que crecerán siempre más si no son combatidas.
Estos niños, cuando serán adultos, frecuentarán la iglesia o lugares de vicio; vivirán de su trabajo o con el robo; defenderán la patria o incendiarán los monumentos públicos.

Hoy vosotros podéis acercaros a este mundo infantil, educarlo y formarlo cristianamente. Mañana será demasiado tarde. Huirán seducidos por las doctrinas de la incredulidad. El único medio para construir un futuro feliz para la patria es el de educar a la juventud según los principios morales y religiosos. Cualquier otro medio no puede hacer tanto.

Reflexionad sobre este grande peligro social y tended la mano a quien intenta no caer en tal peligro con un trabajo humilde y silencioso y trabajad también vosotros en una obra que es social y cristiana al mismo tiempo.

Hermanos míos, junto a nosotros, en medio de nosotros, hay centenares de niños pobres que caen en el abismo. ¿No es un delito el no tenderles una mano amiga que les salve? Si no les tendemos una mano, ¡cuántos se perderán!

Todos, sí, todos y sin tardar pongámonos manos a la obra de Dios. Quien pueda actuar, que actúe; quien puede, debe.

martes, 2 de octubre de 2007

Una metáfora acerca del tiempo de formación

Muchas veces los jóvenes nos preguntan ¿Cuánto dura la “carrera” de cura?, o ¿Cuánto tiempo hay que estar en el seminario? Y cuando uno les responde que unos 10 años, ponen cara de espanto y dicen: “¡Tantos!”. Ahí uno intenta explicar como es el proceso, pero a esa altura ya no te escuchan, porque definitivamente, no es “una carrera corta”.

Este relato es una metáfora de lo que es la formación para la vida religiosa o sacerdotal y la razón de que sean tantos años de formación


EL BAMBÚ JAPONES

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes. Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de solo seis Semanas... ¡la planta de bambú crece ¡mas de 30 metros!
¿Tardó solo seis semanas crecer?
No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que este requiere tiempo.
Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, Abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta. Es tarea difícil convencer al impaciente que solo llegan al éxito aquellos que se mantienen en forma perseverante y coherente, y saben esperar el momento adecuado. De igual manera es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante. En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que - en tanto no bajemos los brazos -, ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí nos esta sucediendo algo dentro: Estamos creciendo, madurando.
Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice. El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros. Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.
Tiempo...
Cómo nos cuestan las esperas. Qué poco ejercitamos la paciencia en este mundo agitado en el que vivimos... Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento, apuramos al chofer del taxi... nosotros mismos hacemos las cosas apurados, no se sabe bien por qué...
Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés... ¿Para qué? Te propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación. Gobernar aquella toxina llamada impaciencia, misma que nos envenena el alma.
Si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá solo estés echando raíces....

viernes, 28 de septiembre de 2007

La Vocación en la Biblia

1. Dios llama a quien quiere y cuando quiere: Jn 15,16; Eb 5,4.
2. Dios espera del llamado una respuesta libre y confiada: Mt 19,21.
3. Dios pide fidelidad: Lc 9,62.

A. Algunas vocaciones
a) Antiguo Testamento
Abraham: Gen 12,1-5
Moisés: Es 3,1-12
Samuel: 1Sam 3
Amos: Am 7,10-15
Isaias: Is 6
Jeremias: Jer 1,1-10

b) Nuevo Testamento
Discipulos
Mt 4, 18-22 (Mc 1,16-20; Lc 5,1-11)
Jn 1,35-50
Mc 3,13-19 (Mt 10,1-4; Lc 6,12-16)
Mateo: Mt 9,9-13 (Mc 2,13-17; Lc 5,27-28)
Joven Rico
Mc 10,17-22 (Lc 18,18-27; Mt 19,16-27)
Tres vocaciones
Lc 9,57-62 (Mt 8,19-22)
Pablo
Hech 9,1-22 (Hech 22,1-21; 26,9-23; Gal 1,11-17; Fil 3,2-12)

B. CARACTERÍSTICAS DE LA VOCACIÓN
a) Llamada personal
Ez 3, 4
Jer 1,11
Am 7,15
Jn 1,42
Hech 9,4

b) Varios tipos de respuesta.
Is 6,8
Jer 1,6
Es 3,11-12
Mt 9,9-13
Mc 10,22

c) Condiciones para la respuesta positiva
El abandono de la vida ordinaria
Am 7,14-15
Mt 9,9
Mt 4,18-22

Renunciar a si mismo, los bienes, la familia.
Gen 12,1
Mt 4,18-22 (Mc 1,18-20; Lc 5, 11)
Mt 16,24-28 (Mc 8,34-38; Lc 9,23-26)
Mt 19,11-12
Lc 5,28 (Mc 2,14; Mt 9,9)
Lc 9,57-62 (Mt 8,19-22) Lc 14,25-27 (Mt 10,37-38)
Lc 18,22 (Mc 10,21; Mt 19,21) Jn 12,24-26
Jn 12,24-26

Pruebas que soportar
Jer 20,8-9
Mt 5,11-12 (Lc 6,22-23)
Mt 10,16-23
Mt 23,34 (Lc 11,49-50)
Mc 13,9-13 (Lc 21,12-19)
Lc 10,3
Jn 16, 1-4
Hech 9,16
Hech 9,23-25; 13,45.50; 14,1-7.19
Hech 16,19-40; 17,5-9.32-34; 21,10-14.27-40
Hech 22,22-30; 23,12-22
2 Cor 11,23-29

d) La promesa de Dios al llamado
su particular presencia
Gen 15,1
Es 3,12
Is 41,10; 42,1
Jer 1,8
Mt 28,20
Hech 18,9-10
recompensa
Mt 19,27-30
Mc 10,28-31
Lc 18,28-30; 22,28-30

e) La misión del llamado
Jn 20,21
Jn 17,18
Lc 10,16

Profético apostólica
1Tm 2,4
Is 6,9
Am 7,15
Mt 10,7
Mc 3,14; 16,15-16 (Mt 28,19)
Lc 9,1-6.60
Hech 1,8; 6,4; 9,15; 26,16-18
1 Cor 9,15
Rom 15,19
Ef 3,8; 6,19-20
Gal 1,11-12

sacerdotal
Mt 28,18-20
Mc 6,13
Lc 22,17-20
Jn 20,23